Páginas

*¡¡¡BIENVENIDOS!!!*

*¡¡¡BIENVENIDOS!!!*

Hola a todos, sean bienvenidos a este nuevo blog que he decidido crear, con la esperanza de que mis escritos sean divulgados y conocidos mundialmente.


Tarah Zen G.

sábado, 18 de junio de 2016

Hybrid.

CAPITULO UNO.
EL SUEÑO Y LA MENTIRA.
Era suave pero ardía. Sus pies se hundían en la suave arena de algo que parecía ser una playa de aguas contaminadas, se perdían los recursos naturales en este mundo, Acram estaba muriendo poco a poco y a nadie parecía importarle, o era que nadie lo notaba, muere poco a poco, sin síntomas, como el cáncer y cuando lo notas es porque ya es demasiado tarde. Sentía leves punzadas de dolor en la planta delicada de sus pies y sus huellas parecían de sangre, rojas por el carmesí derramado de ellas, la niña miro sus pies descalzos, cuya piel parecía en carne viva y tenia miles de pequeños fragmentos de vidrio enterrado en la piel. No estaba caminando por arena, era vidrio fragmentado.
¡La señorita Belle la regañaría por alejarse del grupo y caminar descalza por ese paraíso infernal!
Cogió sus sandalias y las coloco en sus adoloridos pies, tenia que regresar con los demás niños, pero antes de dar la vuelta un cuerpo extraño en la arena de vidrio resalto y le llamo la atención. La tarde ya se encontraba muy aproximada, por lo que no había suficiente luz como para que la niña, aun con su desarrollada vista, pudiera diferenciar aquello desde tan lejana distancia. Andy era curiosa por naturaleza, una cualidad que podía costarle la vida en un mundo como ese. Era muy peligroso estar en un sitio tan desolado y a altas horas de la tarde, con todos los cazadores que se encontraban rondando entre sombras. En esa playa no había ni rocas ni alguna deformación de tierra levantada, por lo que ese bulto le llamaba la atención a la niña de cabellos azules, empezó a caminar lentamente hacia eso, tan despacio que no parecía que se estaba moviendo.
“la curiosidad mato al gato, Andy” se dijo “pero murió sabiendo”
Sus pasos oscilantes tomaron seguridad y antes de que pudiera notarlo se encontraba en trote rumbo a ese bulto que no se movía, pero con cada paso que daba, tomaba la forma de un... un humano.
Andy se detuvo de repente, ella le tenia miedo a los humanos, aunque quisiera jugar a la valiente no podía olvidar lo que habían hecho esos seres. Sin embargo la persona en la playa podía estar muerta o inconsciente, pero ella era tan terca que se aseguro que no seria peligroso. Mientras más se acercaba, noto que era un chico, un hombre de no más de veinte años aparentes y era… un híbrido, uno de los suyos. Confiaba en todos aquellos que fuera híbridos como ella, quizá solo porque se encontraban en la misma situación y deberían apoyarse para salir de ese problema.
La arena cristalina de vidrio se veía rojiza por la sangre del chico, pero Andy no estaba completamente segura de que estaba muerto o vivo, por lo que instintivamente se arrodillo en la arena a pesar de que los pequeños fragmentos penetraron en su piel y cortaron. El chico se encontraba desnudo, pero a la niña no pudo importarle menos, él estaba herido y ella quería ayudarle. Le quito el pelo largo y negro de la cara para ver sus rasgos, su piel aceitunada parecía hacer contraste con su cabello. Andy no sabía si respiraba y entonces... sus ojos rojos se abrieron mirándola fijamente, sorprendiéndola y haciendo que cayera de espaldas al suelo. No abandono ni un minuto esa intensa mirada, porque ya no podía, ahora era esclava de sus ojos.
El corazón le latió tan rápido que pensó que se le saldría del pecho, llevo su mano a su busto para calmarse los latidos y un chillido de angustia abandono sus labios. Los ojos del chico tenían tal fuerza que pensó que había mirado su alma y que podía sacársela tan solo con pronunciar una palabra.
Y eso fue lo que ocurrió.
– Beta... – pronuncio con una voz profunda, que parecía sacada del infierno por el calor que desprendía.
– ¿Que? – Susurro Andy, a pesar de todo, la voz del chico también sonaba cansada y ronca, por lo que solo fue un susurro casi inaudible esa pequeña palabra que abandono su garganta – ¿que es Beta? ¿Quién… eres tú? – pregunto la niña con algo de temor en su voz, pero mas curiosidad que nada. Más el muchacho no respondió, cerró los ojos fuertemente de nuevo y su cara se contrajo con dolor. Andy se apresuro a él y toco su frente, se sentía caliente, más de lo normal. Si tuviera una manta lo abrigaría, pero no la tenia, lo único que podría hacer seria ir a buscar ayuda. Andy se pregunto internamente que le había pasado, por qué estaba ahí, pero pensaba que el único que podría darle respuesta era ese chico. No lo conocía, pero no quería que muriera; así que bajo lentamente su falda, estaba haciendo frío y el fino vello de sus piernas se erizo hasta llegar a doler. Rasgo la tela para improvisar una manta y con ella tapo lo que pudo de su cuerpo desnudo.
Priscila... ojala y Priscila estuviera allí. Ella podría curarlo con sus poderes de sanación y todo estaría bien.
– Voy a buscar ayuda, chico – le dijo y sus pies se movieron para correr... pero antes de alejarse lo suficiente volteo para mirarlo y le dijo: – volveré por ti… lo prometo.
Sus ojos eran rojos como la sangre, iguales a los de aquel chico que vio en la playa, se abrieron para despertar de nuevo y recordar como un sueño aquel extraño suceso de hace casi un año. Se preguntaba usualmente si solo era un sueño o si en verdad lo había visto. Era un híbrido, uno igual a ella.
– ¡señorita Belle! – se escuchaban los gritos de la suave voz infantil – ¡señorita Belle! – mas fuerte entre aquellos que gritaban el mismo nombre de la niña de cabellos cielo. La mujer volteo, buscando su nombre entre el viento de la brisa de aquel paisaje muerto de una playa vieja. Sus pasos apresurados se escuchaban entre la arena, como si el vidrio fragmentado se partiera en partículas más pequeñas y produjera un sonido bajo las suelas de las sandalias de la niña; se acercaba, cada vez más y más rápido, hasta que la figura de la pequeña era visible a los ojos de la mujer híbrido.
La niña se desperezo, tapando sus orbes con sus manos y presionando hasta el punto de llegar a doler y verlo todo rojo… ¿era un sueño o era real? Se preguntaba al pasar de cada pequeño minuto en que se encontraba acostada en esa cama poco confortable del orfanato.
– ¡Andy! ¿Dónde has estado? Llevamos horas buscándote – le dijo en cuanto la niña de cabello azul cielo llego a su lado. Noto inmediatamente el estado físico en que se encontraba, semidesnuda de la cintura para abajo y sus pies ensangrentados, mas los gritos desesperados que daba la niña, le dio a imaginarle que le pudo haber pasado lo peor, por lo cual se arrodillo y la abrazo como si la vida se le fuera en ello  – Tenemos que irnos, ya es tan de no…
– Necesito su ayuda, señorita Belle – la interrumpió y se separo del abrazo – hay un chico como nosotros, híbrido… esta herido en la playa.
¿Era un sueño o era real?
La expresión de la señorita Belle se profundizo, mostrando nada más que una cara de consternación, pues lo que acaba de decirle la pequeña Andy era de vital relevancia, si había algún Homtia híbrido herido, eso no podía indicar otra cosa que los cazadores se encontraban cerca, y si ellos estaban cerca también se encontraban en peligro.
– Tenemos que irnos – mascullo enfatizando cada una de las palabras. Tomo a la híbrido de la mano y les indico a los demás niños que caminaran.
– ¡NO! – fue la queja negativa y rotunda de Andy, ella no se iría sin ayudarlo, se lo prometió y ella siempre cumplía sus promesas… siempre. Dijo: – necesita nuestra ayuda y si nosotros no lo ayudamos, entonces ¿Quién lo ayudara?  No hicieron eso con mi madre… nadie la ayudo.
Andy se levanto de la cama, aun no se sentía con las fuerzas necesarias para discernir la realidad de la fantasía, de aquello que había sido un sueño y de aquello que era un recuerdo. Miro por la ventana de aquel país futurista, solo un año después de aquel día y parecía que la civilización había evolucionado cien años. Pudo notar que era ya muy tarde y que las demás camas de la gran habitación se encontraban vacías; había reglas en el orfanato, todos despertaban a la misma, se duchaban por turnos a la misma hora de la mañana cada día, iban al comedor y todos comían lo mismo a la misma hora todos los días, a veces la regla se rompían para Andy, ella era una excepción… podía dormir todo lo que quisiera, era en donde se rompía la rutina. Miro hacia abajo, en donde demás niños híbridos como ella jugaban entre ellos, pero no podía importarle menos, cerro los ojos tratando de reproducir en su mente aquella mezcla de sueño y realidad de ese recuerdo…
La señorita Belle guardo un silencio sepulcral, miro a los niños que la acompañaban, el señor Alegian no estaba de acuerdo a sacarlos de paseo en los terribles tiempos que estaban pasando en Acram, pero ella había insistió al ver las caritas consternadas de todos aquellos híbridos. Eran solo niños y necesitaban un poco de diversión en sus vidas que solo transcurrían en huir y ocultarse. El señor Alegian le había dado permiso para sacar a unos pocos de orfanato, y si le ocurría algo malo a algunos de los niños, sabía muy bien que el señor Alegian no se lo perdonaría nunca… nunca.
– lo siento… Andy, tenemos que marcharnos – dijo con la cabeza gacha, era muy bondadosa, pero no podía poner a riesgo a sus niños – primero son ustedes, no dejare que nada malo les pase.
La niña la miro profundamente, con la intensidad de su mirada le decía claramente “No puedo creer que no vayas a ayudarme”, tuvo que aparatar sus ojos cuyos iris eran del color de la sangre, igual a los de la niña, era como si fuera una sola huella genética que los hiciera familiares a todos, esa huella que los une como el ADN que cruza por sus venas. La señorita Belle soltó suavemente el brazo de Andy, porque pensaba estarle haciendo daño, toco su propio brazo en un gesto nervioso, no sabia que decir, pero era claro que ya había dicho todo lo que tenia en mente, los demás niños estaban tan callados como la muerte, simplemente siendo espectadores vacíos que no podían dar su opinión.
– vamos… – su suave y aterciopelada voz rompió el silencio, la señorita Belle la miro con ojos compresivos, la tomo suavemente por el brazo que segundos antes había estado magullando – vayamos a casa – pero Andy no quería esa compresión incapacitada, que no hacia nada mas que solo ser compresión vacía, se soltó bruscamente y hecho a correr con fuertes piernas – ¡Andy! – grita la híbrido y fue tras ella.
Los niños corrieron tras de ellas por temor a quedarse solo y que los mayores miedos de Miss Belle se hicieran realidad: que estuvieran los cazadores asechando para encontrar la menor oportunidad de arremeter contra los pequeños niños híbridos de orfanato.
– ¡Andy, vuelve a aquí! – Grito detrás de la pequeña, pero ella no era tan rápida como Andy y no lograba alcanzarla – ¡Charl, atrápala! – le ordeno a un niño mucho mas pequeño que Andy y fornido, pero tenia una ventaja… Charl era igual a Priscila, tenia alas en la espalda.
El pequeño Charl de piel rosa y cabello blanco, características solo viables en Chiroptedas, corrió y alzo vuelo a un metro de distancia de la tierra, estaba prohibido que los Chiroptedas aprendieran a volar, pero era una muy buena manera de defensa, aprender a volar los mantendrían a salvo de los cazadores. La manera en que volaba era pesada, porque apenas y podía hacerlo, Charl tenia ya mas de veinte años, con solo diez aparentes, llevaba mas de cinco años aprendiendo esa difícil técnica, pero no podía alzar vuelvo mas de un metro de alto y su corpulencia física tampoco era muy buena ayuda. Aprender a volar para un híbrido era una tarea sumamente tediosa y complicada, aun no se conocía a ninguno que hubiera dominado la técnica. Sin embargo seguía teniendo la ventana de volar, llego a su lado en un santiamén. Andy apenas podía ver, la luz se había disminuido solo un poco, pero sabia que estaba muy cerca de llegar al lugar en donde había dejado a aquel chico, el campo traviesa en el se había metido no la dejaba localizar fácilmente el lugar exacto. Todos los niños estaban detrás de ella en una persecución que se volvió amena y divertida.
– ¡Cuidado! no vayan a lastimarse – les dijo Miss Belle. Ella miro a su alrededor en busca de algún ocupante en esos lugares, pero a simple vista en ese lugar tan oscuro no podía notar ninguna figura, así que pensó que quizá había sido una falsa alarma y que tanto ella como sus niños se encontraban a salvo.
Charl atrapo a Andy, justo cuando ella había creído llegar al lugar, el fornido se monto sobre la escuálida chica y la domino en la arena, fatalmente recordó que había mas vidrio fragmentado en ese suelo que arena suave y cálida. Los pedacitos del vidrio se le enterraron en la piel del cuello, cara, brazos y piernas. Sangre mas roja de lo usual salió de las miles de pequeñas heridas, raspones que volvían a su piel roja en carne viva que ardía como el infierno.
– ¡Charl! – Grito la señorita Belle – le haces daño, baja de ella.
El niño lo hizo, pero Andy no se puso de pie, en sus ojos asomaban lagrimas que no surgieron a flote, porque ella las contuvo, no estaba dispuesta a dejarse ver en ese estado tan deplorable, semidesnuda y toda rasguñada, herida en el orgullo. Cuando la niña se sentó en los fragmentos de vidrio, busco con la mirada por el lugar, localizando la retazada falda que se había quitado para cubrir su cuerpo del frio de la playa. Se levanto y fue corriendo a aquel lugar, todos la miraban con cara de pena y preocupación, pero ella no quería la compasión de nadie, la odiaba como odiaba también la preocupación de los ojos rojos de la señorita Belle.
Se arrodillo al lado de su falda que estaba a punto de ser llevaba por una ola del mar contaminado, mancho de más sangre la tela, que a ese paso acabaría volviéndose roja, el chico no estaba, no había ni sangre en la arena, la antigua sangre que ella había visto no se encontraba por ningún lado, entonces pensó que quizá había sido tragado por las profundidades del mar, pero ¿si eso ocurrió, por que no se fue también su falda?
Las olas del mar llegaron a su lado, quemaron como ácido cuando tocaron sus rodillas lastimadas, pero se llevaron consigo restos del carmín que brotaba de ellas. Miss Belle seguía mirando alrededor, con un atisbo de preocupación imborrable, fue cuando vio aquella sombra entre las sombras, alejarse de allí y en medio de un parpadeo no fue más que una ilusión óptica.
– ¿Donde esta el niño que dijiste? – pregunto inocentemente uno de los niños híbridos, llevo su dedo a boca para succionarlo mientras se sujetaba a las faldas de Miss Belle, pero Andy no sabia como responder a esa pregunta.
– No hay ningún niño, Tadow – le respondió otro. El pequeño lo miro y dejo de chuparse el dedo.
– Era mentira – dijo Charl – eres una mentirosa.
Todos los demás niños empezaron a murmurar.
– Regresemos, Andy – dijo la Señorita Belle. Andy se puso de pie y camino junto a ella.

Desde ese día, Andy tiene terminantemente prohibido salir fuera de las instalaciones del orfanato, fue reprendida por el señor Alegian por formar tal barullo. Desde ese día Andy ha estado todo ese tiempo entre las paredes del orfanato, que parecen consumirla, se quedo con ella el olor de la sangre y el recuerdo que no quiere abandonar su cabeza. Desde ese día, cada niño se acostumbro a llamarla Andy la curiosa… Andy la mentirosa y ya nadie le creía.
Continuara...
Tarah Zeng.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario