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*¡¡¡BIENVENIDOS!!!*

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Hola a todos, sean bienvenidos a este nuevo blog que he decidido crear, con la esperanza de que mis escritos sean divulgados y conocidos mundialmente.


Tarah Zen G.

domingo, 19 de junio de 2016

Viajera del tiempo.

Prologo.
Sullivania... papá me contaba que Sullivania era un sueño de uno de sus mas divertidos e ilusos enemigos, uno mas que quería conquistar el mundo... era un sueño que no se haría realidad, y sin embargo... ha ocurrido.
Y papá ha muerto.
El imperio Sulliviano, ha nacido de las cenizas de toda Acram, todo lo que conozco, empezó a desaparecer hace tres años, cuando tenia solo siete, el mismo día de mi séptimo cumpleaños, lo recuerdo como si hubiera sido ayer, y hoy me queda muy poco.
Trato de correr, y evadir a los guardia y a esos clones de cabello color negro... papá me dijo que corriera, fue lo ultimo que me dijo... antes de que sus ojos se cerraran para siempre. No puedo andar, el dolor y las ganas de llorar se acumulan en mi pecho y suben por mi garganta buscando una manera de huir... de ser liberadas.
¿Como le diré a mi madre que papá ha caído bajo la espada de uno de esos clones del emperador? ¿Como le diré... que nos ha dejado solas?

Era el peor día de mi vida, y ¿por que lo era? Me habían sellado.
Sellados... así se les denomina, a los seres que le han quitado sus poderes; consiste en poner en tu cabeza una especie de gorro metálico, conectarte a tubos, y clavar en tu muñeca esas varillas metálicas que atraviesan de lado a lado para extraer tu energía, aunque el proceso es doloroso, esta protegido por la ley, todo y cada uno de los habitantes híbridos de Sullivania tenían que ser sometidos a ello, a mi madre la sellaron, a mi padre lo sellaron, a todos, según tengo entendido no hay ni un habitante en el Imperio Sulliviano que no haya sido sellado.
Cuando los clones del emperador me liberan de esa cárcel gris, veo mi muñeca, “LB-14” mi numero de generación grabado en ella, como una marca para identificar que yo le pertenecía.
Recuerdo cada pequeño minuto de ese día, aunque quisiera olvidarlos... recuerdo a los clones negros, entrando en la casa donde estaba con mamá, Annie y Cob, mis dos pequeños hermanos, seguro que si mi padre hubiera estado presente, no hubiera dejado que ellos me llevaran. Con ojos negros que solo el demonio mismo podría poseer, me miraban, siendo su próxima presa, miradas frías, sin pupilas, incapaz de sentir empatía.
Recuerdo la voz de mi madre, diciendo claramente con voz estruendosa.
– ¡no se llevaran a mi hija! – sus palabras se desgarraban, rompían el silencio que los clones emanaban con su presencia, su voz era aguda e infantil, siempre lo fue y esta no cambio con los años.
Pero ellos, lo hicieron.
Atada de pies y manos, solo me limite a llorar, pegando la cara en el suelo de esa fría furgoneta, mientras los diez clones negros, dos de ellos se subían en la parte delantera, seis seguían de cerca la furgoneta en motos, y los otros dos en la parte trasera que me apuntaban con el arma para que no tratara de escapar, ni que pudiera hacerlo, era una niña de siete años y no estaba sellada. Usualmente, los no sellados se resisten al arresto, usando sus poderes para escapar, pero tarde o temprano, los clones malvados súbditos del emperador, terminaban atrapándolos ya sea para sellarlos, o para matarlos por haberse resistido al arresto.
Pude escuchar claramente la voz de mi padre gritar mi nombre, seguro le habían avisado que me sellarían, vi a los vecinos salir de sus casas, ellos habían sido victimas de eso, todos habían sufrido por el horrible proceso del sellado de poderes, con voz desgarrada grito una vez, su voz desapareció en la lejanía, casi lo imagine salir corriendo detrás de la furgoneta, pero obviamente no la alcanzo, si el no estuviese sellado como los demás, seguro, lo habría alcanzado, me habría sacado de esta y toda la familia huiría, pero con el tiempo aprendimos que de Sullivania no hay escapatoria.
Hoy en día hay muy pocos que no han sido sellados, la mayoría son niños que no saben sacarle provecho a sus poderes, pero no se si hay adultos que aun los conservan.
Uno de esos clones, me apunta con el arma, no voy a escapar, no puedo... desde hace unas semanas, en los siete meses que comenzó todo esto del sellado, recuerdo a un habitante del genero zorro de aspecto maduro que intento usar todos sus poderes, haciendo gala de ellos, mas de treinta clones vinieron a por el, tenia mucho potencial, lo atraparon, pero hizo la furgoneta pedazos, destruyo a varios clones, desde ese día, el emperador se toma mas precauciones para los habitantes de Sullivania, lo que me ata las muñecas, no son otras mas que los brazaletes de reducción de poder, me hacen mas dedil, casi no puedo moverme, y estos brazaletes, se hicieron famosos, gracias a un hibrido, gracias a Alpha New-one... no se que paso con él, hace muchos años que no lo he vuelto a ver, mas específicamente, después de ese secuestro a mis cinco años.
Así que nadie aunque quiera va a poder escapar, o se las vera feas como el zorro quien fue desmembrado y cuyas partes enviadas a cada ciudad que sigue en pie en el imperio Sulliviano. Para recordarnos lo que le pasa a los rebeldes.
Llegamos a al Centro de Sellador de Poderes (C.S.P) es un lugar horrible, gris, cuyas paredes de metal oxidado, todo en la ciudad es de metal oxidado... el C.S.P tiene grandes muros, para evitar que cualquier producto escape del centro, de mas de seis metros de altitud y cubierto por una valla eléctrica, eso sin contar los guardias robots y los clones negros.
“nadie sale de aquí” me dije “la única forma es salir sellado” no había esperanzas.
Con lágrimas en mis ojos, le dije adiós a los viajes en el tiempo.
La estructura se alzaba ante mi pequeña forma de niña de siete años, omnipresente, omnipotente, era un lugar que intimidaba, de las altas torres de metal forjado se veían esas chispas azules, que indicaban el proceso de sellamiento, gracias a esas torres todos perdían sus poderes, detrás de ellas estaban los grandes reactores nucleares que soltaban toneladas de humo al ambiente, provocando mayor contaminación atmosférica y lumínica, creando así un cielo color ámbar como un atardecer, a cualquier hora del día, con indicios tormentosos, tormenta que nunca caía.
Uno de esos clones me llevo a cuestas.
Y entre en el lugar, donde duraría el proceso y mi identificación.
Me hicieron estudios, como a rata de laboratorio, mamá me dijo que mientras ellos no conocieran todo mi poder, parte de él podría seguir vivo después del proceso, así que solo, se dieron cuenta de mi poder de viajar en el tiempo, y me lo quitaron... me conectaron a la extraña maquina que parecía ser una zona de torturas y obviamente lo era.
El casco metálico, correas en las muñecas y tobillos, tubos finos que entran por tus orificios nasales y los auditivos, las dos varillas de metal que te clavan en la muñeca izquierda. Esas varillas, son las que reciben la corriente... y fueron causante de gran parte de mi dolor.
Una especie de pistola láser, te apuntaba, con mis ojos rojos mire esas chispas relucientes, aun era ajena al gran dolor que causaba, la punta de la gran pistola se recargo, mire a mi alrededor en la habitación, había una gran cantidad de clones negros y grises, clones malvados sin alma, ninguno me ayudaría aunque suplicara.
Desvié la mirada y apreté los ojos fuertemente, esperando al dolor llegar a mí, mientras unas lagrimas inconscientes salen de mis ojos.
Entonces la luz disparo, era un fuerte y potente rayo de energía que cruzaba por medio de esas varillas hasta recorrer tu cuerpo con dolores y espasmos insoportables, sientes que suben, que bajan, que pasa junto a tu sangre, te llega al corazón y hace que se acelera, cierras los ojos, te muerdes, la sangre sale de tu boca por culpa de tus dientes apretado fuertes para tratar de resistir el dolor, entonces, te ves obligado a abrir la boca para dejar escapar el mas potente y aterrador grito que saldrá de tu garganta en años, uno que te desgarra las cueras vocales, jamás sentirás otra vez un dolor como ese... sientes, a demás de dolor, como el poder con el que naciste, abandona tu cuerpo.

Pero obviamente lo sentí de nuevo, porque ese dolor que me recorrió cada partícula de mi cuerpo estaba volviendo mas intenso ahora, papá ha muerto, papá ha muerto, mi pecho dolía, como aquel día en que el emperador decidió quitarme mis poderes.
Pero hoy... hoy he perdido otra parte de mi, justo cuando pensaba que ellos ya no podían quitarme nada mas, pero me equivoque, también podrían quitarme a los seres que me quedan, a mi madre y a mis hermanos, no quiero tener que destruirlos así, decirle que el murió, porque lo hizo y no va a regresar.
Las lagrimas caen por mis mejillas, ruedan sin encontrar un lugar donde detenerse, por su estúpida culpa, mi visión se vuelve difusa, y no puedo ver bien el tétrico lugar en que se ha convertido Acram, el lugar por que el debo andar para escapar, y llegar a mi casa antes de que ellos me atrapen, se me hace una pregunta en mi mente ¿por que mataron a mi padre? El ya no tenia nada, no tenia poderes, y no era rival para el Doctor.

Papá me contaba historias, me decía como era Arszafet antes de la... ¿colonización del emperador? No se como llamar a eso. Siempre me reía con el, mientras nos sentábamos en el techo de la casa y comíamos bocadillos, mirando el extraño cielo ambarino que se reflejaba por culpa de la contaminación en Sullivania.
La vista no era para nada agradable, solo había contaminación, humos, ruinas, casas derrumbadas, y edificios de metal.
Aunque papá sonreía, yo sabia que el no era feliz, sus ojos me decían que creía que era su culpa que algo así le pasara a Acram. El tenía un deber y fallo.
Y pensar que esta noche... Solo esta noche, estuvimos como en esos tiempos, hablando sobre lo lindo del Bosque azul a las afueras de Arzsafet cuando Sullivania solo era un difuso sueño de un loco científico aspirante a presidente.
–...esto era hermoso – susurro, con un poco de pesar en su voz, el reflejo de un atardecer ambarino brillaba en sus cabellos, que creaban una extraña combinación de colores metálicos.
– lo se, papá – me reí – lo vi... ¿lo olvidas? Solo tenía siete años.
– pero mi flor de cerezo, las cosas cambian y lo que mas temo, es que después olvidemos que se sintió vivir en paz – beso mi frente, y acaricio mi flequillo, mis ojos se volvieron mares de lagrimas, ahora esta muerto, “Mi flor de Cerezo” así solía llamarme, la flor de cerezo con hojas verdes, papá estaba triste, como si supiera que ese seria el ultimo día de sus suspiros.
Papá tenia treinta años, pero en sus rasgos, podían verse que se conservaba joven, parecía inmaduro, como un niño, como si tuviera mi edad, su espíritu libre, su alma humilde y algo egocéntrica, era joven, inmortal, sus palabras siempre estarán conmigo... lo prometí.
– jamás lo olvidare papá, mientras este viva, tus palabras y tus acciones vivirán conmigo...
Me palmeo la cabeza, me dio una sonrisa ladina, esa que yo podía imitar tan bien, y su pulgar en alto. Entonces se levanto, me cargo, porque, a pesar de estar sellado, seguía teniendo mucha fuerza, que había ganado en las fabricas de metal (metal, metal, metal, era una época donde el metal predominaba y las plantas casi no eran posibles ser encontradas, aunque ya en Acram, la cuna de la evolución biotecnológica, había mucha contaminación y cada vez menos arboles normales, de aquellos verdes que crecían muy lejos de Acram, cruzando el mar de ceniza hacia el trópico del Ecuador, en Rusnan) me llevo dentro de la casa a cuestas, el cielo se veían ennegrecido después de momentos llenos de luz parpadeante en el firmamento, si empezaba a llover a nadie le gustaría la lluvia ácida.
– tengo que irme, Flor de Cerezo – me guiño un ojo, sabia a lo que se refería, quería que lo cubriera con mamá – volveré antes de la cena – me susurro en el oído y yo reí.
– ¿se puede saber cual es el secreto que me guardan? – cuestiono mamá, acercándose, traía sus manos en la cadera, imitando la posición de una jarra, pero en su rostro, con una ceja levantada, había una sonrisa un tanto burlesca.
Mama tenia el cabello rojo y los iris verdes, un cambio que lamentaría con los años.
Yo negué con la cabeza, y parpadee mis pestañas angelicalmente, a mamá no le gustaba que yo usara con ella el mismo truco que me enseño.
– De hecho... – susurre, y mire a mi padre por el rabillo del ojo – quiero... enseñarte unos colores que  papá consiguió...
Y ya había caído, me quede por un momento, enseñándole los colores del arcoíris mientras ella recordaba el antiguo Arszafet, el antiguo Noiccurtsed Emall, aun cubierto por su domo ambientador que simulaba un mundo perfecto para los humanos, con un cielo azul artificial y miles de parques holográficos.


Solo treinta años, solo treinta años y lo mataron... tenia mucho por vivir.

Continuara...
Tarah Zeng.

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