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Hola a todos, sean bienvenidos a este nuevo blog que he decidido crear, con la esperanza de que mis escritos sean divulgados y conocidos mundialmente.


Tarah Zen G.

sábado, 18 de junio de 2016

Nazha y la muñeca de Corsalto.

CAPITULO UNO.
De la princesa que no existía y de los rumores que rondaron durante años a su extraña persona.
A principios de año, en aquella época en que la primavera se adueñaba del mundo, los prados se llenaban de flores y los arboles dejaban crecer en sus ramas hojas tiernas y verdes, todos los reinos y todas las cortes que los conformaban, se reunían para brindar su apoyo en la corte de Vallenevado (o Valnevado, Valdenevado, Balnevado o incluso Vallhelado, según sea la traducción, un reino localizado en el centro de Rusia), el reino helado, aquel que era azotado y poseído por feroces inviernos año tras año. En aquel entonces, este reino era el más conocido de todos, tomando gran parte del terreno de Euroasia.
Hace mucho tiempo, lejano a esta época, entre los siglos XI y XIII, quizás mucho antes… existió una princesa conocida por su excentricidad. Nunca iba a las fiestas o reuniones de Vallenevado con sus padres, los reyes de Corsalto (un reino que pudo haber estado alrededor de Rusia, o en Polonia, Ucrania, e incluso hasta en Mongolia, no se sabe con exactitud su ubicación), nunca salía de su hogar que era el palacio, parecía como si no fuera más que una princesa inventada. Pero los pueblerinos de Corsalto recordaban a su padre, el Rey Julio, presentando a una preciosa bebé de tez blanca y cabellos oscuros, aparentemente sano, pero que a pesar de tener más de un mes de nacimiento, no había abierto los ojos aun al mundo.
Cabe destacar que en aquellas épocas, los bebes tardaban mucho en abrir los ojos, tardaban aún más en mencionar sus primeras palabras y dar sus primeros pasos, así como las niñas en llegar a la pubertad, a pesar de que se casaban a edad muy temprana, concebían hijos mucho después de casarse, cuando a los dieciséis años se hacían mujer por la visita de la flor roja. En ese caso, la princesa de Corsalto fue la bebé más retrasada que hubo, incluso rumores que dicen que tardo nueve meses y medio (rosando los diez) en el vientre de su madre y que se negaba a nacer.
El rey Julio decidió esperar a que la princesita abriera los ojos, pero paso el tiempo y ya se extendía los rumores de que su primer bebé había nacido muerto e incluso con deformaciones que lo volvían una bestia, así como lo que se decía de los hijos malnacidos de algunos reyes, protagonistas de otros cuentos del folklor tradicional. Mi bebita morirá, pensó la reina. El rey mando a llamar a las parteras y a todos sus curanderos y sabios que supieran decirle algo sobre el estado de salud de su primogénita, todos le respondieron lo mismo, la princesita está en perfecto estado, pero ninguno supo que responderle al hecho de que aún no había abierto los ojos. “Quizás sea ciega” murmuraban las criadas que alcanzaron a verla, pero ninguna se atrevió a decirlo frente a los reyes.
Una noche, mientras la reina preocupada no podía conciliar el sueño, se acercó a la cuna dorada donde dormía su bebe, lloraba mientras acariciaba su carita, aun con los ojos cerrados y los parpados desprovistos de pestañas, la niña tampoco lloraba de noche, la reina estaba preocupada, solo había tenido un bebé, con sus quince años tras una única menstruación, era la única hija que había tenido y no quería tener que pasar por algo similar con sus otros hijos. Entonces una luz azulada le llamo la atención, levanto la cabeza para encontrarse con una figura rodeada de luz y resplandores, que se asomaba como ella a la cuna, la reina la reconoció, era el hada madrina que la había ayudado a obtener su final feliz, que la había ayudado a casarse con Julio y ser reina.
– Tranquilizaos, majestad– le dijo el hada – la bebé abrirá los ojos en unos meses.
Acto seguido desapareció, llevándose consigo su deslumbrante fulgor, como si nunca hubiese estado allí. Hay rumores que se extienden acerca de esta misteriosa visita, dicen que las hadas no existen ni existieron y que todo fue inventado por la mente dolida y rota de la reina, ella estaba loca.
Al día siguiente, el rey se sorprendió del buen estado de humor de su esposa, mientras le cantaba una canción de cuna a su bebé, pensó que el dolor la había vuelto loca, y no que ya lo estaba, pero cuando ella le conto, omitiendo que se lo había dicho un hada, que el bebé abriría los ojos en algún tiempo. Julio decidió creer en ella y esa misma tarde, tomo a la bebé en brazos y la alzo ante su pueblo, para que conociera a la nueva integrante de la familia real, la princesa Nazha. Los pueblerinos coreaban su nombre con regocijo, la primera de la prole del soberano, aunque también la última.
Pero eso fue hace tantos años atrás que pensaban que algo malo le había sucedido a la princesa, que la había hechizado una bruja o había sido raptada por una hechicera, encerrada en una torre en el bosque o en un castillo rodeado de zarpas espinosas o en uno rodeado de lava custodiado por un dragón, algunos comentaban que la princesa se había escapado y había sido devorada por lobos, otros decían que había sido un ogro, algunos murmuraban que no había muerto, sino que vivía en una cabaña en el bosque hasta llegar a cumplir cierta edad en que puede llegar a reclamar el trono, algunos comentan que ya está casada y que vive en un lejano palacio con un rey, otras malas lenguas dicen que si se casó, pero con no alguien de la nobleza o de su clase, sino con un plebeyo, pero han sido tantos los años desde que no se ha vuelto a ver a la princesa que lo más creíble es que está muerta y que los reyes aun no lo han aceptado.
Ni siquiera llegaron a saber de qué color tenía los ojos, nunca se enteraron si llego a abrirlos o porque en un principio no podía hacerlo.
Tantos fueron los comentarios que recorrieron los reinos, que al final, el tema de la princesa de Corsalto quedo en el olvido, ya nadie hablaba de ella, nadie le preguntaba al rey por su estado o su salud, ningún príncipe pensó en cortejarla. Tantas fueron las versiones que pensaron que la princesa en realidad no existía.


Esta sería una versión contada por un juglar cuyo nombre no sería recordado, probablemente la versión más antigua contada a través de los años, este juglar famoso en aquel entonces, dícese que hablo frente a frente con personas que conocieron a Nazha, que la vieron crecer. Contaba una historia llamada “La princesa que no existía”, solo que en aquel entonces, le quito su nombre a la princesa y solo la llamaban así, de manera tal, que el cuento llego unos años después a los oídos de la princesa Nazha y ella nunca llego a saber que aquella extraña historia era basada en ella misma. Este juglar vivió trescientos años aproximadamente y siguió contando la historia de Nazha hasta mucho después de la muerte de la reina, hasta que llego a los oídos de un niño que mucho más tarde contaría la historia a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos, pasándose de manera oral de generación en generación. Recopile este trozo de la historia de uno de esos descendientes de su linaje que perdura hasta hoy en día.

Continuara...
Tarah Zeng.

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