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Hola a todos, sean bienvenidos a este nuevo blog que he decidido crear, con la esperanza de que mis escritos sean divulgados y conocidos mundialmente.


Tarah Zen G.

lunes, 20 de junio de 2016

Ser un árbol de espino.

Los espinos pueden ser muchos, tenemos desde zarzas espinosas mayormente conocida como espinos, aunque también se podría incluir entre ellos a cualquier planta que tenga en cualquier parte de su estructura un objeto punzo penetrante. Todos sabemos muy bien que las espinas pueden romper la piel al incrustarse en ella y provocar dolor hasta después de ser removida ese objeto invasivo, pero así como las hay de diversos tamaños, desde las más largas que pueden ser removidas inmediatamente sin mayores complicaciones, así como las microscópicas que pueden causar daño por un tiempo prolongado ya que es casi imposible su remoción por objeto de nuestra propia mano. Las rosas, con sus bellos pétalos de colores, también son espinos y así como pueden adornar un ambiente y alegrar la vida de una persona, también puede herir con sus espinas. Muchas personas piensan que cuando me refiero a herir, espina y dolor, me estoy refiriendo a los cactus o tunas, esas plantas conocidas por no aportar nada bueno a la humanidad, son feas, delgadas, no tienen hojas, no dan sombra y lo más horroroso aun, “¡están cubiertas de espinas!” desde la base de su tallo hasta la punta más alta de su cuerpo, pero lo que más ignoras las personas comunes es que están plantas aportan hogares para pájaros y animales en sus raíces o tronco, en su interior conservan agua que utilizan en las temporadas más cálidas para mantenerse con vida, son los arboles más fuertes (en voluntad) que pudo haber creado la naturaleza, dan flores hermosas y frutos preciosos que se pueden comer, solo hay que darles tiempo y una oportunidad. No son solo aquellas de las tienes que alejarte. Lo sé, porque yo también soy un árbol de tuna. 
Tarah Zeng.

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