Los espinos pueden ser muchos,
tenemos desde zarzas espinosas mayormente conocida como espinos, aunque también
se podría incluir entre ellos a cualquier planta que tenga en cualquier parte
de su estructura un objeto punzo penetrante. Todos sabemos muy bien que las
espinas pueden romper la piel al incrustarse en ella y provocar dolor hasta
después de ser removida ese objeto invasivo, pero así como las hay de diversos
tamaños, desde las más largas que pueden ser removidas inmediatamente sin
mayores complicaciones, así como las microscópicas que pueden causar daño por
un tiempo prolongado ya que es casi imposible su remoción por objeto de nuestra
propia mano. Las rosas, con sus bellos pétalos de colores, también son espinos
y así como pueden adornar un ambiente y alegrar la vida de una persona, también
puede herir con sus espinas. Muchas personas piensan que cuando me refiero a
herir, espina y dolor, me estoy refiriendo a los cactus o tunas, esas plantas
conocidas por no aportar nada bueno a la humanidad, son feas, delgadas, no
tienen hojas, no dan sombra y lo más horroroso aun, “¡están cubiertas de
espinas!” desde la base de su tallo hasta la punta más alta de su cuerpo, pero
lo que más ignoras las personas comunes es que están plantas aportan hogares
para pájaros y animales en sus raíces o tronco, en su interior conservan agua
que utilizan en las temporadas más cálidas para mantenerse con vida, son los
arboles más fuertes (en voluntad) que pudo haber creado la naturaleza, dan
flores hermosas y frutos preciosos que se pueden comer, solo hay que darles
tiempo y una oportunidad. No son solo aquellas de las tienes que alejarte. Lo
sé, porque yo también soy un árbol de tuna.
Tarah Zeng.
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